Llegó tu silueta ausente a mi cama,
como llega el silencio al vaho de tu voz
y espero paciente un roce del alba,
en pequeñas caricias que inmuta el calor.
Recorro el camino de noche en tu cuerpo,
y tu piel impregnada de impúdico olor,
saciando mis ganas de azules deseos
cayendo silente en exhausta pasión.
Bebiendo del cáliz me entregas el alma
fundimos las sombras sin miedo al pudor,
suprimo el espacio que corta mi aliento,
te obsequio el sonido que emula al dolor.
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